viernes, 29 de mayo de 2009


Digo palabras sin medir sus consecuencias, lastimo a las pocas personas que me valoran y me creo reina de mi destino. Soy una persona compleja, en un mundo complejo, lleno de salidas posibles y de atajos sin salida. Pero sigo adelante, aunque sea con una mentira. Juego el juego de las indirectas y finjo que me gusta, solo para hacerle creer que soy indiferente de la situacion, que nada me importa ni me destruye, que solo estoy jugando una vez más. No me arreglo por que sé que nadie me va a mirar. Estoy completamente segura que la suerte se ha ido, y no volverá. Estoy viviendo sin vivir, estoy muriendo de saber morir. El dolor se une al fracaso y se crea una amalgama perfecta llena de desiluciones. Me siento atrapada pero en realidad soy mas libre que ninguno, decido sobre qué hacer, cómo y por qué. Pero no me alcanza, no escucho a mi alma ser felíz, mis ojos estan tristes. Mi cabeza agachada está, no hace falta ver que hay delante mío, por que sé que no hay nada. Los domingos son melancólicos y depresivos, se me cae alguna lágrima más, se desprende otro petalo de mi orgullo.

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