El mundo es eso, un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena al aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Y descubrí que no siempre los fuegos pueden estar unidos ni juntos, a veces sí, a veces no. En esas ocasiones, en las que cuesta aceptarlo, debemos pensar que es mejor así, separados que juntos, y que una mala viene por una buena. Y gracias a tu llama yo brillo, y gracias a tu mirada yo miro, y gracias a tu sonrisa río, y gracias a tu amor sonrío.
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