viernes, 12 de junio de 2009


Vencida; una vez más caída hasta la punta de tus pies, desde allí veo tu inmensidad y me doy cuenta que tu amor fue siempre amor propio. Aquí estoy, como querías verme… desolada con mi corazón en las manos, con mis ilusiones rotas, con mi estima por debajo del suelo que vos pisas. Quebrada; otra vez agonizando recuerdos pequeños de los dos, sin más sonrisas que regalar. Creí que te llevarías todas tus cosas de aquí pero volviste para llevarte el resto de mí, el trato nunca fue que te robes mi felicidad. Desgastada; fue mi culpa darte más de lo que te mereces. Sigo allí, en la punta de tus pies, y cada vez que levanto la mirada veo que no me reconoces. Tus ojos esquivos, tu piel aún más fría… empiezo a dejar de conocerte, estás tan distinto a lo que nunca fuiste. Y vuelvo a castigarme… que fue mi error darte tanto amor. Me levanto después de unos segundos y ahora nuestras miradas se encuentran, ya no estoy tan debajo de ti, ni de tu adiós, ni de este presente pero esta mirada ya no brilla con tu rostro, puedo decir que finalmente me desprendí y te deje ir y con esta sonrisa en mis labios ya no te quise seguir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario